Dependiendo del proceso de transformación al que sometamos al silicio obtendremos células monocristalinas o policristalinas y con las células que se obtienen, se podrán fabricar diferentes tipos de paneles solares.
Paneles solares monocristalinos:
Los paneles solares monocristalinos son una de las tecnologías más utilizadas para la producción de energía fotovoltaica. Destacan por su color negruzco y sus bordes de forma redondeada. Este tipo de paneles son muy útiles para los lugares donde hay poca exposición solar durante el día porque ofrecen muy buen rendimiento en condiciones de poca luz.
Las células de las placas monocristalinas están hechas de un solo cristal y el silicio se encuentra dividido en láminas. La vida útil de estos paneles es de entre 25 y 50 años
Paneles solares policristalinos:
Estos paneles suelen tener una menor eficiencia que los monocristalinos aunque su fabricación es más rápida y económica. Esto se debe a que durante su proceso de producción se emplea menos mineral. Cuando estos paneles reciben luz solar, adquieren un color azul marino oscuro.
A pesar de que los paneles monocristalinos tuvieron su época de éxito a principios del año 2.000, a día de hoy, los paneles monocristalinos son los dominadores del mercado mundial debido, a su mejor rendimiento y a su curva de mejora técnica. Aunque, es cierto que no hay una respuesta definitiva sobre cuál es mejor o peor ya que depende del uso que se le vaya a dar a cada uno de estos materiales.
Debido al panorama actual (crisis energética, descarbonización…) la fotovoltaica se ha convertido en una de las soluciones para reducir las emisiones de gases a la atmosfera, así como para reducir los suministros de energía y la dependencia de los combustibles fósiles.
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