En los últimos años, España ha experimentado un rápido crecimiento en la capacidad instalada de energía renovable, estableciendo metas ambiciosas para aumentar su participación en el mix energético a través de fuentes renovables e implementando políticas de apoyo.
De la mano de las renovables, el país puede iniciar un nuevo proceso de reindustrialización, que dinamice la economía y aumente la creación de empleo, ya que tiene la capacidad de fabricar el 90% de los componentes eólicos y el 65 % de los fotovoltaicos. De hecho, la International Renewable Energy Agency (IRENA) calcula que el ecosistema de las energías sostenibles podría crear en España cerca de medio millón de puestos de trabajo hasta 2030.
España sigue escalando posiciones en el «Top 10» de los países con mayor atractivo en negocios de energía renovable. En concreto, se sitúa en el octavo puesto del Índice RECAI (Renewable Energy Country Attractivenes Index). No obstante, encabeza el ranking de las naciones más atractivas del mundo en contratos bilaterales de compraventa de electricidad renovable a largo plazo.
Por lo tanto, podemos considerar el gran potencial de España para convertirse en líder en energías renovables por los siguientes motivos:
- Es abundante en recursos naturales, no solo por su buen clima sino por contar también con recursos biomásicos y geotérmicos en algunas áreas.
- El gobierno ha establecido ambiciosos objetivos de energía renovable y ha implementado políticas de apoyo para fomentar el desarrollo de energías limpias.
- La inversión en investigación y desarrollo ha llevado a mejoras significativas en la eficiencia y la competitividad de las tecnologías renovables, permitiendo a las empresas españolas desarrollar tecnologías y soluciones innovadoras.
- La buena infraestructura de la red eléctrica y las conexiones interconectadas con otros países europeos, facilitan la distribución de energía renovable a nivel nacional e internacional.
- Dada su ubicación geográfica estratégica y su capacidad para generar energía renovable excedente, España podría convertirse en un exportador de energía limpia a países vecinos.
Aunque existen muchos factores positivos, también hay desafíos que deben abordarse, como la intermitencia de algunas fuentes de energía renovable, la necesidad de inversión continua y la adaptación a la infraestructura eléctrica para gestionar eficazmente la variabilidad de la generación renovable.
En resumen, España tiene un potencial significativo para liderar la transición hacia un sistema de energía más sostenible y renovable.