El cambio climático es la mayor amenaza y desafío al que se enfrenta el ser humano. Existen diferentes variantes que acentúan esta amenaza como el consumo de combustibles fósiles, el uso que le damos al suelo de nuestro planeta o el despilfarro de agua.
Sin embargo, la transición energética hacia fuentes renovables representa también una oportunidad para mejorar la calidad del suelo y favorecer la biodiversidad y el cultivo. ¿Y si la solución pudiese venir de la combinación de energías renovables y agricultura sostenible?
La agrovoltaica es una modalidad que permite aprovechar los recursos de las tierras cultivables con la generación de electricidad renovable. En otras palabras, consiste en aprovechar una misma superficie de terreno para cultivar e instalar placas solares al mismo tiempo.
Esta modalidad de construcción de grandes plantas solares es la solución para implementar el desarrollo de plantas fotovoltaicas en países con limitada extensión geográfica, ya que favorece tanto el desarrollo de Energías Renovables y no impide el cultivo en esa misma zona.
Japón reúne las características tipo de países con extensión limitada y gran desarrollo de parques fotovoltaicos que se ven altamente beneficiados con la agrovoltaica. Shizuoka Numazu, proyecto que Univergy acaba de finalizar en este país, es un gran ejemplo de ello.
Esta planta agrovoltaica, desarrollada para Canadian Solar KK, consta de una superficie de 2 hectáreas y 3.125 paneles con una capacidad de 1 MW de potencia. Gracias a esta instalación cada año se evita la emisión de 780 toneladas al año. Y entraría dentro de los estándares que caracterizan las plantas agrovoltaicas ya que combina a la perfección la instalación de los paneles con el aprovechamiento del suelo para el cultivo.
Sorprendentemente, varios estudios como el publicado en esta revista científica, apuntan a que colocar paneles solares y cultivos unos junto a otros, puede ser positivo. Primero, esta disposición ayuda a reducir el uso del agua, tener un punto de sombra minimiza la saturación de luz de las plantas, disminuye su estrés y necesidad de agua.
Además, los paneles generan un efecto de barrera gracias al cual las plantas tienen mejores condiciones de temperatura para desarrollarse, a la vez que se protegen de condiciones climatológicas adversas.
Pero también, los cultivos aumentan la producción de energía solar. Las altas temperaturas pueden llegar a reducir el rendimiento de los paneles, pero gracias a que las plantas reducen las temperaturas, los paneles llegarán a producir hasta un 10% más de energía solar.