Estas tecnologías integran células solares directamente en muros de vidrio y otros elementos constructivos, logrando una generación eléctrica que pasa prácticamente desapercibida. Al combinar materiales como perovskita, CIGS o bioreactores de microalgas con técnicas avanzadas de fabricación, los edificios se convierten en lienzos energéticos sin renunciar a la estética.
Uno de los ejemplos más innovadores es la BIQ House en Hamburgo, que utiliza bioreactores con microalgas alojadas entre placas de cristal. Durante el día, las algas filtran la luz y generan electricidad; por la noche, el sistema aprovecha el calor acumulado. Su fachada translúcida no solo aporta un diseño orgánico, sino que demuestra el potencial de la tecnología BIPV para crear edificios autosuficientes.
En Manchester, One Angel Square se alza como un icono de eficiencia con más de 2 000 paneles de CIGS integrados en su piel de vidrio. Este sistema capta hasta el 25 % de la energía solar incidente, reduciendo drásticamente la demanda de climatización. Su apariencia geométrica y ligeramente dorada se convierte en una muestra de cómo la arquitectura sostenible puede integrarse de manera armoniosa en entornos urbanos.
La sede de Apple en Cupertino incorpora ventanas fotovoltaicas con láminas de perovskita sobre vidrio templado. Estas ventanas ofrecen la combinación ideal entre iluminación natural y producción de kilovatios de potencia para el autoconsumo, sin sacrificar el confort visual de los espacios de oficina.
En el ámbito de la investigación, el MIT y empresas como Ubiquitous Energy están desarrollando prototipos de ventanas completamente transparentes capaces de convertir longitudes de onda invisibles en electricidad. Con eficiencias actuales del 5–10 %, estos avances prometen un futuro en el que cada ventanal de un rascacielos sea un panel solar invisible.
A pesar de los progresos, los principales retos de estas soluciones pasan por mejorar la durabilidad de los materiales y optimizar la relación entre transparencia y rendimiento energético. La investigación en células de perovskita y en impresión roll-to-roll augura desarrollos más competitivos y con mayor vida útil.
La transición hacia edificios de energía casi invisible abre nuevas posibilidades de diseño y resiliencia urbana. Al reducir emisiones de CO₂ y aliviar las redes eléctricas, estas fachadas solares y ventanas fotovoltaicas se perfilan como clave para alcanzar la neutralidad de carbono y redefinir la relación entre arquitectura y sostenibilidad.
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