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La agrovoltaica sostenible fusiona la generación de energía y la producción agrícola para crear un microclima agrovoltaico que mejora la eficiencia del riego, estabiliza la temperatura y multiplica las ventanas de cultivo.

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Gracias a la instalación de paneles solares elevados, es posible modular la radiación y crear un microclima agrovoltaico que protege las plantas de los extremos térmicos. Este enfoque no solo multiplica las fuentes de ingreso de la explotación, sino que impulsa una agricultura eficiente y respetuosa con el recurso hídrico.

Entre las especies más adaptables destacan la lechuga, la espinaca y las hierbas aromáticas, que toleran reducciones de luz de hasta un 40 % sin sacrificar sabor ni textura. El tomate cherry y el pimiento dulce prosperan cuando los módulos se elevan por encima de los cuatro metros, alcanzando hasta un 80 % de la productividad de campo abierto. Para los frutos rojos —fresas y frambuesas—, ajustar la distancia y la altura de los paneles es clave para garantizar un aporte lumínico adecuado en la fase de floración.

El diseño del microclima agrovoltaico atenúa los picos de calor al mediodía y retiene el calor residual durante la noche, estabilizando las temperaturas y favoreciendo un crecimiento más uniforme. La sombra parcial reduce la evaporación del suelo, incrementando la humedad relativa hasta en un 15 % y disminuyendo el consumo de agua. A su vez, la correcta disposición de pasillos entre filas de paneles potencia la circulación de aire, minimiza el riesgo de enfermedades fúngicas y asegura un entorno ventilado.

En términos de rendimiento agrícola, la sombra moderada permite a los cultivos mantenerse en el 85–90 % de su peso óptimo mientras mejora la concentración de azúcares y compuestos aromáticos, elevando la calidad organoléptica. Esta combinación de condiciones termohídricas posibilita adelantar las siembras de primavera y retrasar las cosechas de otoño, ampliando la ventana productiva y diversificando los ciclos de cultivo.

Para extraer todo el potencial de este modelo, es esencial implantar un sistema de riego localizado por goteo controlado por sensores de humedad, que ajuste el caudal al nivel óptimo y evite la salinización del suelo. Aumentar la densidad de plantación en un 10 % corrige la menor irradiancia y mejora la eficiencia del espacio bajo los módulos. La rotación de cultivos con leguminosas y la incorporación de coberturas vivas entre filas promueven la fijación de nitrógeno, enriquecen la estructura del suelo y limitan la propagación de patógenos.

Al integrar técnicas de agricultura sostenible con instalaciones fotovoltaicas agrícolas, los productores no solo maximizan la generación de energía solar, sino que también refuerzan la resiliencia de sus cultivos frente al cambio climático. Este enfoque holístico redefine la forma de entender la explotación agrícola, abriendo nuevas oportunidades de innovación, rentabilidad y conservación del medio ambiente.

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