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Con el auge del sector de las energías renovables no es de extrañar que la investigación sea constante en tecnologías que muestren avances destinados a mejorar la eficiencia en esta área.

Las placas solares bifaciales son, como su propio nombre indica, placas solares con funcionamiento en ambas caras, por tanto también captan la radiación del sol por su cara posterior debido a que tienen una lámina transparente en lugar de materiales opacos, como las monofaciales.

Naturalmente, las placas solares bifaciales captan la energía del sol por su parte posterior de una manera inferior a la energía que captan por la cara expuesta al sol, ya que el lado que no está dirigido directamente hacia el sol únicamente capta la radiación reflejada. Este tipo de placas tiene una funcionalidad mayor cuando son instaladas sobre superficies en las que haya nieve o agua o techos blancos.

VENTAJAS

– Mayor rendimiento: al captar la energía solar por ambos lados, la utilización de estas placas aumenta el rendimiento de la instalación ya que genera más energía que las monofaciales. El uso de este tipo de placas solares bifaciales aumenta el rendimiento de la instalación entre un 5% y un 30%.

– Optimización de instalaciones: aumentar el rendimiento de la instalación sin apenas incrementar el presupuesto de esta, los costes y beneficios de la energía solar se optimizan más rápidamente. Los paneles solares bifaciales son un 1,5% más caros que los que se utilizaban hasta ahora y entre un 4% y un 6% más eficientes.

– Diseño: una de sus ventajas más aparentes es que pueden mostrarse sin miedo a desmejorar la estética de la fachada. Además, dependiendo de su lugar de ubicación pueden servir para otros determinados usos como toldos, barreras o pérgolas.

INCONVENIENTES

El inconveniente más importante que tiene la utilización de este tipo de placas solares es la regulación de la normativa por parte del Ministerio para la Transición Ecológica. Según el Ministerio, a través de su Dirección General de Transición Energética han determinado que “la potencia instalada resultaría el sumatorio de la potencia máxima de ambas caras” lo que en la práctica da como resultado diferentes cosas:

  1. Obligación de rehacer, relicitar y volver a solicitar los permisos para todos los proyectos si la suma de las potencias supera los 50 MW.
  2. Doblar la financiación de los avales.

Este único inconveniente, es en realidad, un precio importante a pagar por parte de las empresas especialistas en el sector si se quiere hacer uso de esta tecnología ya que la realidad es que el rendimiento de las bifaciales no es el doble que las monofaciales, pero desde la normativa todo se trabaja como si así lo fuera, por tanto, los promotores se ven obligados a no utilizar una tecnología que además de mejorar las instalaciones abarataría los costes para el consumidor y pondría al alcance de más gente la utilización de las energías renovables.