La energía solar se ha convertido en una pieza clave en la transición hacia fuentes de energía más sostenibles y limpias. En un mundo donde la preocupación por el cambio climático y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero son más urgentes que nunca, las placas solares ofrecen una solución viable y eficiente. Estas tecnologías aprovechan la energía del sol, convirtiéndola en electricidad utilizable a través de un proceso innovador y ecológico.
La placa solar es un dispositivo diseñado para captar la energía del sol y convertirla en electricidad utilizable. Está compuesta por múltiples células fotovoltaicas, que son unidades semiconductoras generalmente hechas de silicio, un material que puede convertir la luz solar directamente en corriente eléctrica mediante el efecto fotovoltaico. Los fotones que alcanzan las células fotovoltaicas transfieren su energía a los electrones del silicio, liberándolos de sus átomos. Este movimiento de electrones genera una corriente eléctrica continua (CC) dentro de la célula.
La corriente continua generada por las células fotovoltaicas no es adecuada para la mayoría de los electrodomésticos y sistemas eléctricos, que funcionan con corriente alterna (CA). Por ello, la electricidad generada pasa a través de un inversor solar, que convierte la corriente continua en corriente alterna.
Cuando ya es convertida, la corriente alterna puede ser usada de diferentes maneras. Por ejemplo, para alimentar directamente en hogares o negocios o para almacenarse en baterías.
Para comprender plenamente el funcionamiento de las placas solares y su capacidad para generar electricidad de manera eficiente, es esencial conocer los componentes clave que constituyen estos sistemas. Las células fotovoltaicas están fabricadas de silicio y son responsables de capturar la luz solar. El inversor es un dispositivo que transforma la corriente continua en corriente alterna. La estructura de montaje, que soporta físicamente los planes solares y los orienta hacia el sol para maximizar la captación de luz solar. Y el medidor bidireccional, que mide tanto la electricidad genera por los paneles solares, como la consumida por el usuario. Además, es fundamental para los sistemas conectados a la red elécroca, ya que facilita la integración.
Según el último informe del Programa de Sistemas de Energía Fotovoltaica de la Agencia Internacional de la Energía (IEA-PVPS), España es el país con mayor tasa de penetración de energía solar fotovoltaica del mundo, alcanzando un 21,1%. Este dato indica que más de una quinta parte de la electricidad consumida en el país proviene de esta energía renovable.
La adopción y expansión de las placas solares son pasos esenciales hacia un modelo energético más responsable y ecológico, con beneficios claros tanto para el medio ambiente como para la economía global. La tecnología solar se perfila así como una pieza clave en el rompecabezas de la energía del futuro, contribuyendo de manera decisiva a un planeta más saludable y sustentable
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